domingo, 28 de marzo de 2010

Perder

Sobre la perdida, sobre el desprendimiento absoluto de el ser sobre un elemento poseído con anticipación.
Contra cualquier principio moral del crustáceo que baila en mi tabla ouija, proyectare en tu vientre la secuencia mortal al desenlace moral. El hombre surreal invocara la matriz numérica de la montaña encantada, morirá mil veces al son de cada repique y podría permanecer así eternamente. La montaña fluirá como vegetal nómade, su melancólica brisa se apodera de la matriz encefálica, silencio, terciopelo. Se acordara morir antes de los diez disparos, y fusionar el príncipe con la mano de otoño, se resará un revés y se sacrificara un escritor latino.
El valiente hombre surreal abusará de mil hormigas para sustentar su respirabilidad, cavalgara con la cuchara de cedro en el monstruo hidráulico, envejeserá mil sueños hirvientes y cuando el morir se vuelva habito, un eclipse destilara su sonrisa. Una ves en casa, jugara a amputar miembros y reír de los bastardos locales. Con un ejercito de castrados se someterá a sus relatos. Engañara a la lluvia con sus luciérnagas, sus trabajadores inhabilitaran cada gota... y un beso eterno sellara el momento.

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