miércoles, 16 de junio de 2010

Latído

Al pasar por su escuela, el uniforme apretado al cuello, quisiera ser discreto, ser asintoticamente invisible, pero como buen mecánico mi corazón rola como camión de plátanos, como un helicóptero de Vietnam. El sonido del latir es inmensurable, las ondas viajan por toda la escuela, despeina caninos, estudiantes e indigentes. Calla las voces de cada alma en el lugar, consiente de eso continúo con mi búsqueda, y da frutos. Cada ves mas cerca del invernadero de mi girasol, tal como la abeja se aproxima al centro de su flor, un respetuoso beso en su mejilla me hace parecer un helicóptero polinizando una margarita en el pasto.

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