Al caminar por el insalubre pavimento al ritmo de mis pensamientos, que son cascos de un escuálido equino sobre los adoquines, destruyo el recuerdo del aroma de su suave conversación, pienso en que no quiero recordarla -pobre capullo-. ¡Oh su hermosa cabellera! podría escribir... ¡una mosca! ¿cuanto viven las moscas? ¿cuanto volará una mosca? ¿quién sería tan bruto e ignorante de decirme que si las moscas recitaran no lo harían con acento mexicano? -tienes un nombre super lindo, si el mundo no fueran tan mundo podría ocuparlo en mis reflexiones, sería muy obvio es que no hay tantas ...-. No hay nada mejor que caminar por un barrio antiguo, mirar las ventanas imaginar las historias que ahí ocurren, ¿cuantas esculturas en mármol se estarán esculpiendo en esa casa roja? -¿cómo te pusieron ese nombre tan hermoso?- huele a comida de campo, estoy seguro que un día ese vago fue jinete de carreras. Desespero por entrar a una casa "equis", a penas llegue a mi casa me dormiré para desdoblarme y venir aquí, habrá un piso de madera, un techo enorme y olor a pasta de zapatos -si algún día tengo una hija se llamará cómo tú, no es nada personal- un sillón verde con una frazada gorda, un puro a medio fumar y un play station. No hay fotos (tiene que ser gente joven), en la cocina mostaza gringa, coca zero y una lata de escudo. Una habitación grande y blanca, olor a madera, herramientas, un atríl, una mesa de dibujo, un tela negra colgada avanza metro y medio sobre el suelo -ojalá no sepas volar, me da mucho miedo fracasar- unos CD`s de Blur, STP y Sui Generis, una alfombra peluda, una lampara de techo soñada, un cuaderno de reflexiones y unas pantaletas de colores -pensándolo bien no tenía porque conocerte, somos de mundos distintos y edades distintas- un adhesivo de un grifo en la pared, un casco, una bici - te imagino cantando- aprieto play y suena Queen, ¿quién anda ahí?, será mejor que me vaya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario