Estimados lectores, hoy no tengo ganas de escribir, iba yo caminando por la calle, y mi intervalo favorito me dijo que me extrañaba, pero estaba tan ebrio que invente que me estaban invocando en algún agujero con olor a azufre, por eso me fui, no sin la sensación de que algo andaba normal. En fin, volví a mi tarima y espere al infante ancestro. Estaba con el anciano ancestro y juntos hacían cosas de almas en paz, quise emular una imagen paterna con el joven y me lleve al pozo. Hablamos de lo perverso y lo divino, no le fue necesario eliminar su masa para vencer su peso, a mi si -¡novato!-. Me cobijó amablemente en sus meditaciones, y le presente mis cédulas, reímos juntos y me regalo una ala rota de hada chilota.
Al separarnos entre en la matriz de la tierra y no fui ningún lugar, al llegar corrí al seno de Cielo -mi queridisima Cielo- me puse mi traje de Silencio y le pregunte por nosotros, dijo que estábamos bien nosotros, pero que me había expulsado del club nosotros, por lo que reciproqué al árbol y como no tengo ganas de escribir no les seguiré contando.
Al separarnos entre en la matriz de la tierra y no fui ningún lugar, al llegar corrí al seno de Cielo -mi queridisima Cielo- me puse mi traje de Silencio y le pregunte por nosotros, dijo que estábamos bien nosotros, pero que me había expulsado del club nosotros, por lo que reciproqué al árbol y como no tengo ganas de escribir no les seguiré contando.
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